Salvador Almela Navarro es mucho más que el nombre de una calle de San Lorenzo de El Escorial. Pero la existencia de la misma ya nos da una pista de que detrás del mismo se esconde un personaje señalado para la historia de la población. ¿Qué es lo que hizo a Salvador Almela Navarro merecer tal reconocimiento?

Hablamos, en concreto, de la vida de uno de los alcaldes más conocidos -o no- del municipio. Una vida que más allá de su faceta de servidor público dio, como tantas otras biografías forjadas en los tiempos de estrecheces de la posguerra, para mucho más. Una vida de película.

De Artana a San Lorenzo de El Escorial

Salvador Almela Navarro nació en Castellón, en el seno de una distinguida familia de la localidad de Artana, el 29 de diciembre de 1881. De carácter “movido”, a tenor de su temprano destino al correccional de Santa Rita, donde llegó a pasar ocho años y fue conocido como “Fray Ezequiel”, obtuvo el grado de bachiller y llegó a comenzar los estudios de Derecho. Pero la vida tenía otros planes para él, y la genética, parece, le acompañaba.

Porque su condición atlética le hacía destacar. Almela se integró en la Real Sociedad Gimnástica Española, y probó, con éxito, distintas disciplinas deportivas: boxeo, lucha grecorromana, equitación… Almela obtuvo un título de campeón de fuerza en 1905 y Medalla de oro por ejecutar los cuatro movimientos impuestos por el Jurado con 536 libras. Una época en la que Salvador, cuentan, pesaba 85 kilos, tenía 40 centímetros de circunferencia de bíceps, 33 de antebrazo y un perímetro torácico de un metro y 14 centímetros. ¡Un Adonis!

El físico del alcalde en aquella época, sin duda, también debió de jugar muy a favor de su entrada en el mundo del espectáculo. Concretamente interpretando el papel del gigante Ursus en ¿Quo Vadis?, con el que cosechó un notable éxito.

Salvador Almela Navarro, luchador grecorromano

Salvador Almela Navarro, caracterizado como luchador grecorromano en una imagen publicada en la revista Palmas y Pitos.

Salvador Almela Navarro: el torero

Parece que la tauromaquia fue otro campo que también llamó la atención de Almela, quien probó suerte en diversas ocasiones en el arte de Cúchares, y finalmente firmó sus mejores tardes como picador tras un año de formación como monosabio en la Plaza de Madrid. Su debut, en la plaza portátil de Torrelavega, fue el 29 de mayo de 1910. Y tras el, se sucedieron tardes de mayor o menor gloria junto a diversas cuadrillas, en las que destacó por su poder y voluntad.

Alcalde de San Lorenzo de El Escorial

Pero si por algo ocupa un merecido espacio en las páginas de Elescorial.info, es por su papel de alcalde de San Lorenzo de El Escorial.

Salvador Almela Navarro fue nombrado alcalde de la villa el 26 de julio de 1943, cargo del que renunció el 15 de septiembre de 1945 (fue sustituido por Emilio Prado del Moral) y al que volvió en febrero de 1946. Almela estuvo al frente del consistorio hasta el 20 de agosto de 1957.

Obras en San Lorenzo

Se le atribuyen numerosas obras cuya huella es hoy perceptible y que contribuyeron a moldear la fisonomía de nuestra querida población serrana. Supo relacionarse y aprovechar las fortalezas de San Lorenzo y su relación con la Administración. Tanto que propuso, y consiguió, que el Ayuntamiento nombrara alcaldesa honoraria a Carmen Polo (de Franco) que medió para conseguir las ayudas para poner en marcha sus proyectos.

Entre ellos: una gran reforma del Hospital municipal de San Carlos, que desde entonces, y hasta el 2002 cuando retoma su nombre original, pasó a llamarse “Hospital de la Alcaldesa”, o la construcción de la nueva Casa Consistorial.

Asimismo, se pavimentaron numerosas vías de la localidad y se reformaron plazas como la de Santiago, la de Cruz, la del Cañillo o la de Gil y Zárate que pasó a denominarse Plaza de Jacinto Benavente.

En materia de viviendas protegidas, levantó las sesenta del Barrio del Rosario, con su capilla, un bloque en la calle San Antón y otro en la calle de Las Pozas. También construyeron las escuelas del Barrio del Carmelo y el grupo escolar “Carlos Ruiz”, así como una nueva planta en el mercado, que fue reconstruido, y el mercadillo de la Plaza de Santa Teresa.

Asimismo, fue responsable de la construcción de la Presa del Tovar, favoreciendo el abastecimiento de agua de los vecinos, e impulsor de la repoblación de 260 hectáreas de monte.

Su pasión por la tauromaquia también se dejó notar en la planificación urbana. En 1947, mandó instalar una plaza de toros portátil de hierro junto a la puerta de entrada de la Herrería, plaza que hubo de retirar instado por Patrimonio.  Posteriormente, iniciaría la construcción de la plaza de toros en el Barrio del Rosario.

De San Lorenzo a Artana

Salvador Almela nunca olvidó su pueblo, donde parecía ser feliz y donde conservaba amistades.  De hecho, participó en distintas mejoras llevadas a cabo en el mismo, como la restauración del lavadero. También llevó hasta allí una Cruz de los caidos (leemos en el Blog Artanapedia) hecha de granito de El Escorial y que ahora está ubicada en el Calvario. También compró un toro de una ganadería escurialense y trajo al rector de la ciudad para que predicara en la fiesta de Sant Antoni. Gestos que hicieron que, también en su Artana natal, Salvador Almela Navarro tuviera una calle con su nombre, aunque más tarde este reconocimiento le fuera retirado.

No obstante, el astado traído hasta Artana resultó no ser muy bueno, lo cual provocó la burla del resto de barrios, que cantaban esta canción:

El barri de Sant Antoni / El barrio de Sant Antoni
és un barri molt formal: / es un barrio muy formal:
per portar una gallina / para traer una gallina
han anat a l’Escorial / han ido al Escorial

Amargo adiós

Pese a lo mucho que Salvador Almela hizo por San Lorenzo, su salida del consistorio no fue dulce. Parece que una inspección afloró la desaparición de 20.000 pesetas de la época. Y todas las miradas se dirigieron a él. Decepcionado, y pese a que posteriormente se comprobó que el responsable fue el tesorero, Almela abandonó su posición y regresó a Madrid, al barrio de Quevedo, donde acabó falleciendo tiempo después.